jueves, septiembre 01, 2005

Capítulo I: "Sobre cómo se hace un misántropo". Quinta parte

Domingo de aplomo y ensimismamiento. Tornicheli se pasa el día dentro de su cabeza. Apenas envía un mensaje que, por supuesto, no encuentra respuesta. Al otro día debía llegar Anita, pero sospecha que tampoco va a saber nada de ella entonces.
Nueve de la noche llama su amiga, Natalia. Se extraña al notar que no alcanza a ponerse contento, realmente, pero igual acepta reunirse con un grupo de ex compañeros en un bar no muy lejos.
El lugar es pequeño. Un bandoneonísta, un violinista y un guitarrista tocan tango suave, delicado, jazzeado. Sus compañeros de mesa conversan de un casamiento, de alguna persona, de algo, en fin. De cuando en cuando le hacen alguna pregunta. Pero Tornicheli no presta atención, a él le gusta como la música da vueltas y dibuja dentro de su cabeza.

- Estás callado. Integrate, conversá un poco – le dice Natalia.

Pero Tornicheli apenas responde con un gesto. Y más indiferencia. En el lugar de ese algo que lo unía al mundo y a los demás seres humanos, más indiferencia.
Al otro día llegaba Anita e iba a tener que comunicarse. Algo iba a tener que decirle.